La instalación de Paco Nadie es una reflexión en torno a la locura individual y a la situación del “hombre esquizofrénico del siglo XXI”. Un hombre descreído bailando al son de vientos de guerras comerciales, pandemias, catástrofes cada vez menos naturales y unos hábitos sociales cada vez más asépticos. Un hombre que regresa de un largo viaje por las malas noticias del telediario reencontrándose con el “otro”, su igual, para tomar este gesto olvidado y darle a la tribu un poco más de lo humano que nos va quedando. El abrazo, ese gesto de contacto placebo es la imagen invertida de la lucha individual que debemos mantener con nosotros mismos para seguir cuerdos antes la deshumanización creciente de un mundo irracional de intereses, políticos, económicos, religiosos, tribales, individuales, que nos es extraño y ante el cual necesitamos una toma de conciencia colectiva, un acercamiento al otro, un retorno a casa.

Para Paco Nadie el artista es “el héroe absurdo” de Camus y la práctica artística es una “revelación”. Licenciado en Bellas Artes, casi toda su obra plástica se basa en el concepto “anonimato”, la desaparición del autor y, con ello, toda una reflexión teórico-poética sobre la realidad que le rodea. Uno de sus puntos clave es la idea “muerte del sujeto” y la deshumanización, paradigma posmoderno donde los haya.

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